domingo, 28 de junio de 2009

ASI, NACIERON LAS BARRICAS


Tanto los celtas, como sus descendientes los galos, pueblos de la Europa antigua, fueron grandes amantes del vino. De ellos nació la barrica tal como la conocemos hoy…


Esta historia comienza con el pueblo celta que habitaba en los bosques de la zona septentrional de Europa, que tuvo su edad de oro en el siglo IV y V a.c., período durante el cual afrontaron tres grande guerras con éxito, las cuales tuvieron poca influencia en el curso de la historia del sur de Europa, ya hacia el año 500 a.c. conquistaron España y un siglo después la zona habitada por los etruscos, en lo que hoy es el norte de Italia, posteriormente, se asentaron en gran número en los territorios de la Galia Cisalpina (territorio comprendido entre el Rhin, los Alpes, el Mediterráneo, los Pirineos y el Atlántico), en España, Bretaña e Irlanda.
Por aquel entonces, el clima en la zona norte de Europa era muy frío. Para resistir y adaptarse a esas duras condiciones climáticas, los celtas aprovechaban la madera de los bosques y construían sus casas, escaleras, camas, cunas y utensilios con la forma de tinas y baldes de roble, como asi también los barcos utilizados para el intercambio comercial con otros pueblos.

Por otro lado, la vitivinicultura nacía en la cuenca mediterránea al sur de Europa y próxima al Cercano Oriente, en la zona comprendida entre la Mesopotamia, Siria, Egipto y Grecia. Esta región en donde la cultura de la vid se extiende y prospera, tiene un clima seco, cálido, con lluvias limitadas, las extensiones de bosques eran raras y el agua, un elemento precioso. Así, las actividades se centraron en el buen aprovechamiento de la tierra y la buena irrigación.
Griegos y romanos usaron para trasportar sus bebidas y comestibles, un recipiente fabricado de barro cocido, llamado ánfora, que tenia una capacidad que iba de los 5 a los 80 litros. Con ellas, se transportaban los elementos más diversos como el vino, el aceite, las frutas, la miel, etc. El problema surgió cuando se quiso transportar mayor volumen de líquido, pues se volvían muy pesadas y permeables, por lo que recurrieron a la utilización de resinas que le conferian al vino mal gusto.

Cuando las ánforas eran de gran volumen, podían llegar a contener más de 5.000 litros de vino, los romanos le daban el nombre de dolia.

Los galos sometidos por Julio César a Roma, quisieron transportar las ánforas y dolias, pero se encontraron con varios problemas, en primer lugar en el norte el barro cocido no toleraba las inclemencias del clima: ante inviernos fríos, húmedos y lluviosos, el vino se congelaba. Además el transporte se tornaba engorroso, ya que eran recipientes grandes y pesados, por tal razón los galos debían encontrar un recipiente para el vino, liviano y fácil de transportar; y por otro lado, evitar su congelamiento, es ahi donde ese barril de madera de roble que utilizaban los celtas fue un buen recurso.

Según relatos de la Guerra, los galos le habían dado numerosos usos a estos recipientes, como llenarlos con sustancias combustibles y lanzarlos contra las tropas romanas. Si bien se les había abierto la imaginación sobre la utilidad de estos barriles, los galos aportaron una innovación importante, se les ocurrió que estos recipientes debían tener forma ovoide, ya que para darle resistencia, no se los podía fabricar con tablas rectas, sino que debían ser curvas con forma de huevo.

En la fabricación de las barricas, el pueblo celta calentaba las duelas para curvarlas. Construían un recipiente con dos fondos de igual dimensión y entre ambos colocaban 27 a 28 tablas arqueadas (duelas). Así nació la barrica que hoy conocemos. Además, con este procedimiento lograron subsanar otro problema, ya que al ser curvas las duelas, cuando las trasladaban por el piso podían rodar y la fricción era mucho menor que cuando el recipiente poseía tablas rectas, haciendo más fácil su transporte.

Pero aún quedaba otro problema por resolver, ¿Dónde colocar estos barriles para favorecer la conservación óptima del vino?, fue así que, para protegerlos del riguroso clima decidieron colocarlos bajo tierra, donde la temperatura constante y la gran humedad ayudaban a la conservación de la madera. Allí nace la famosa "cava".

Sin embargo la implantación masiva de la barrica en Europa fue retardada por otro fenómeno: la tradición greco - romana, cultura dominante durante varios siglos del mundo mediterráneo, que las consideraba un arma terrible, cargada de malos recuerdos, repleta de materiales inflamables. De esta manera, la penetración de la barrica desde el norte hacia el sur de Europa, tuvo que atravesar numerosos obstáculos, algunos de ellos políticos.

Según Plinio al caer el Imperio Romano de Occidente, en el siglo IV, se derrumba el sistema comercial y el ánfora le cede su espacio a la barrica, como recipiente para transportar el vino, es así, como en las pinturas de la Edad Media se pueden observar los barcos de transporte comercial llenos de barricas.

Hasta ese momento, la única función de la barrica era el transporte, recién en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII, los viticultores de países mediterráneos como Francia, comenzaron a notar que los vinos transportados en barricas podían mejorar sus condiciones cualitativas, pero para que esto ocurriera, necesitaban hallar algo que permitiera crear un ambiente de asepsia en los recipientes, ya que las barricas al ser lavadas solo con agua, eran invadidas rápidamente por bacterias que se alojaban en los poros de la madera, fue así que surge la mecha azufrada, introducida por los alemanes, facilitando la conservación prolongada de los vinos.

En la época en que los países europeos salieron a conquistar territorios y a ocuparlos colonialmente, largas travesías en barco se hicieron frecuentes y el vino se volvió un acompañante infaltable. Mediante estos descubrimientos, los vinos pudieron recorrer grandes distancias sin alterarse.

El "vientre" de la barrica, marcó en forma decisiva su superioridad sobre el ánfora. Además de todas las ventajas físicas de su forma, la mejor resistencia a la presión y al apilamiento, dentro de ellas se producía un fenómeno muy interesante. Los vinos que tenían sedimentos en suspensión, colocados en barricas, quedaban clarificados naturalmente, pues todos los sedimentos quedaban en la barriga de la barrica. En forma fortuita, se descubre no sólo una forma de conservación adecuada, sino una forma de clarificación natural de los vinos.
Luego de permanecer durante un tiempo en las bodegas de los barcos, llegaban con caracteres mucho más agradables al paladar y al olfato, así comenzó a desarrollarse el concepto de crianza en barrica.

Bibliografía: Prof. Adriana Ruth de la Mota.

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