jueves, 3 de septiembre de 2009

LA RIVERA DEL DUERO, VINOS E HISTORIA


La comarca Española Ribera del Duero está situada en la cuenca del río Duero, al sur de la provincia de Burgos (Castilla y León), en el partido judicial de Aranda.

Esta comarca produce vinos de gran calidad bajo la Denominación de Origen Ribera del Duero, que se extiende a municipios de las provincias de Soria, Segovia, Valladolid y Burgos. La sede del Consejo Regulador se encuentra en Roa.

Cuando hablamos de esta D.O., debemos saber que existen muchas localidades que con el buen hacer, trabajo y aporte de su gente, han contribuido a que los vinos de esta comarca hayan alcanzado el merecido prestigio con el que cuentan, esta región esta conformada por las localidades de Alcubilla del Marqués, Atauta, Aranda, Fuentespina, Gumiel de Izán, Quintana del Pidio, Sotillo de la Ribera, Peñafiel, Curiel y Pesquera, este ultimo municipio es el paraíso de las bodegas, en las que se elaboran los mejores vinos de la D.O, vinos que gozan de un reconocido prestigio, tanto a nivel nacional como internacional. Sus caldos se encuentran en las cartas de vino de los mejores restaurantes, hoteles y paradores.

Como en tantas otras ocasiones, la historia de los vinos de La Ribera del Duero guarda relación con los asentamientos de monjes en la zona. Tras largas guerras entre los musulmanes del sur y los cristianos del norte, los campos de batalla dieron lugar a mansos paisajes casi desérticos donde algunas congregaciones procedentes de Francia como los cluniacenses (procedentes de Borgoña) o los cistercienses, asentaron sus vidas y sus costumbres vinícolas. Todo ello tiene lugar entre los siglos XI y XIII, donde ya se tiene constancia de la proliferación de bodegas en todo el área de la Ribera del Duero.

Tras un largo periodo donde los vinos de la región no eran más que considerados vinos de mesa sin el menor renombre, comienzan los cambios en la vinificación y en las mezclas. A mediados del Siglo XIX, en la localidad de Valbuena, las Bodegas Vega Sicilia inician un largo camino de modernización, sin descuidar los usos tradicionales, que da lugar a unos vinos muy heterodoxos y atrevidos, que hasta hace poco no han tenido el reconocimiento que merecen.

En la actualidad, muchas bodegas se suman a una larga lista de cultivadores que elaboran sus suaves vinos con esmero y prudencia, hasta ser considerados, los vinos de la Ribera del Duero, unos de los mejores vinos del mundo.

Pedir un vino de la Ribera del Duero, en el cualquiera de las antiguas tabernas del casco viejo de la capital vallisoletana es una experiencia que nos abrumará si a nuestra copa le arriman un plato de lechazo (cría de la oveja que se sacrifica a los 25-30 días de vida con un peso vivo de 10-12 kilogramos bien horneado). El maridaje de estos vinos es universal, pudiendo acompañar toda clase de platos del país. Sus tintos son ideales para acompañar carnes rojas, caza y quesos potentes.

La complejidad y el equilibrio de los vinos de la Ribera del Duero se deben, en buena parte a un clima fresco de tipo continental, con escasas precipitaciones que no superan los 500 mm anuales y que caen en las estaciones de otoño y primavera. Con más de 2.200 horas de sol al año, las variedades que se cultivan en la Ribera del Duero logran alcanzar un nivel óptimo de polifenoles que permiten su posterior madurez en barrica y botella.

La Ribera del Duero cuenta con unos suelos pobres, con escasez de hierro y abundancia de caliza, estos suelos se enmarcan en el seno de las provincias de Valladolid, Segovia, Burgos y Soria. Desde Olivares de Duero hasta Quintanilla de Enésimo, el Duero transcurre dando lugar a estas tierras de aspecto yermo, capaces de alumbrar uno de los mejores vinos del mundo a pesar de su apariencia.

En esta importante zona vitivinícola de España podemos encontrar diferentes varietales que darán origen a sus famosos vinos, pero la variedad tempranillo es la reina de los viñedos de esta productiva Denominación de Origen.

Es habitual que se encuentren vinos elaborados con otras cepas como la Garnacha e incluso Cabernet Sauvignon apara amparar el envejecimiento de los vinos de crianza y grandes reservas.

También se están introduciendo la malbec y la merlot, que han demostrado una buena adaptación al terreno, buen rendimiento y la posibilidad de suavizar los ya de por si mansos vinos de la Ribera del Duero.

A pesar de lo dicho, la humilde uva de tempranillo es, por si sola, capaz de alumbrar vinos de una calidad extrema. Quizá por ello, los viticultores de la zona la emplean en el 60 % de su producción.

Esta uva sorprendió, por su capacidad para la elaboración de vinos destinados a envejecer, a los propios franceses que se acercaron a comprar vinos ante la carencia propiciada por la epidemia de filoxera.

A continuación describimos las uvas autorizadas en La Ribera del Duero, de acuerdo con las directrices marcadas por la Denominación de Origen:
• Tempranillo.
• Cabernet Sauvignon.
• Garnacha tinta.
• Merlot.
• Malbec.
• Albillo.

Todas estas variables, consiguen que los vinos jóvenes de la Ribera del Duero alcancen una tonalidad púrpura muy intensa. Los tonos picota y cereza madura se pueden encontrar en vinos de ligera crianza. Cuando ésta es más acusada, se dan lugar en el vino tonos teja y ladrillo característicos de la DO.

Los aromas que presentan estos vinos son los característicos de la variedad tempranillo, matizados por la presencia de otras variedades mezcladas en las diferentes añadas. Se trata de vinos frutados, con aromas a frutas silvestres, a fresas, a grosellas.

Otras notas como las de café, madera, café, cacao o frutos secos están presentes en vinos de una maduración más prolongada.

Los vinos de La Ribera del Duero

• Ribera del Duero rosado: Los vinos rosados de La Ribera del Duero se obtienen mediante la fermentación sin hollejos de uva tinta. Estamos ante vinos festivos, de tonos violáceos muy sutiles. Si acidez es equilibrada y su sabor muy afrutado con tonos de frutas frescas y carnosas.

• Ribera el Duero tinto. Los vinos tintos de La Ribera del Duero no admiten más comentario que probarlos. En sus diferentes variedades, todos ellos son una garantía de aroma, sabor y color.
-Ribera del Duero joven. Se trata de vinos que no han estado en barrica, o lo han hecho por un periodo inferior al año.
-Ribera el Duero crianza. Estos vinos han permanecido en barrica durante 12 meses.
-Ribera el Duero reserva. Los vinos de reserva de La Ribera del Duero deben pasar en barrica un mínimo de 12 meses. Luego vendrá el envejecimiento en botella hasta completar un total de 36 meses de envejecimiento.
-Ribera del Duero gran reserva. Estos vinos tan afinados y bien estructurados lo son merced a los 60 meses de envejecimiento, de los que 24 pasará en barrica y 36 en botella.

Una cata de vinos tintos de La Ribera del Duero produce un verdadero gozo para nuestros sentidos.

Su paleta de colorido va desde los violetas más sutiles hasta los tonos frambuesa. En los vinos envejecidos se combina un cuerpo bien estructurado con la suavidad del trago.

Es posible que el éxito de los vinos de La Ribera del Duero se deba a la perfecta adaptación de toda la tradición de esta zona vinícola española a los aromas y sabores del gusto actual.

Según el Consejo Superior de las Denominaciones de Origen, las mejores añadas de los vinos de La Ribera del Duero han sido las siguientes: 1995, 1996, 1999, 2001 y 2004. Todas estas cosechas han sido calificadas como "excelentes".

Por su parte, los años 1991, 1994, 1998, 2000, 2002, 2003, 2005 y 2007 han sido calificadas como "muy buenos" para esta Denominación de Origen.

Los vinos de La Ribera del Duero son la demostración palpable de que las cosas bien hechas pueden tener una amplia difusión sin perder su esencia. Bien es verdad que algunas marcas han "forzado la máquina" hasta conseguir un vino de "moda". El aumento en la producción al que se ven abocados los bodegueros en este caso va en detrimento de la calidad de la uva y del cuidado estricto en los procesos.


Bibliografía: Web Vino y mas Vino


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